Kyra se despertó con el constante subir y bajar del pecho de Daniel debajo de su mejilla. Mantuvo los ojos cerrados, todavía no lista para afrontar el día que le esperaba. El aroma de las hierbas y el ungüento llenó la habitación mientras Benjamín atendía a Daniel y le administraba una cataplasma para aliviar el dolor punzante dejado por la maldición de Marcus.
—El elixir lo ayudará a descansar. —dijo Benjamín suavemente. —Quizás sea mejor que tomes un poco de aire, Kyra o descanses, pasaste toda la noche en la habitación, cuidaron de Daniel.
Kyra estiró sus brazos y masajeó su cuello.
—¿Él va a estar mejor? —preguntó a Benjamín
—Lo estará, además de mis cuidados, tu presencia ha sido de gran ayuda.
Kyra miró hacia Daniel, quien mantenía sus ojos cerrados.
—Él te ama…—habló Benjamín—. Y sé que tú también, aunque no lo recuerdes.
—Aún me estoy acostumbrando a esto, sobre todo este mundo sobrenatural.
Benjamín sonrió.
—Recuerdo muy bien cuando viniste por primera vez a la mansión y d