DAMIÁN ASHFORD
—Niña… Alexei murió —dijo Yelena con firmeza—. Su padre lo asesinó cuando le pedí el divorcio. Era tan solo un niño, y no es prudente bromear conmigo de esa forma.
—¿Eso fue lo que te dijo Sergei? —preguntó Molly con tristeza.
—Yo lo vi, no quedó nada de él —sentenció con rencor atorado en la garganta—. Lo confirmé con una prueba de ADN que hice a los restos de mi bebé. Ese loco me lo arrebató y ahora vienes a abrir esa herida.
¿Nos habíamos equivocado y Alexei no era hijo de Yelena?
—No, imposible… —dijo Molly retrocediendo—. Yo escuché a Sergei decir que Alexei era hijo tuyo, que por eso no regresaba a Rusia, porque se lo quitarías.
—Pues te mintió —insistió Yelena con frialdad.
—¡¿Cómo me iba a mentir si ni siquiera me lo estaba diciendo a mí?! Lo escuché a escondidas, mientras hablaba con el auditor. —Ahí estaba la feroz pantera que prefería pelear antes que ceder.
—Yelena… solo danos el beneficio de la duda —pidió mi suegro antes de mostrarle el video que su emi