MOLLY DAVIS
—Te pondrás esto debajo del vestido —dijo Nadia con un suspiro apesadumbrado. El vestido que ella escogió para mí en la tienda sería ajustado y en lo que llegaba, como un trabajo «express» bien remunerado que de no llegar a tiempo sería motivo suficiente para terminar con una bala en la cabeza, yo ya había comenzado a prepararme, con la misma alegría de una novia obligada y amenazada.
Estaba en medio de la habitación que se había convertido en mi hogar en esos días. Con el cabello mojado y una toalla cubriéndome, mientras Nadia acomodaba la lencería en la cama, viéndola como un plan que tenía que ser perfecto.
—Dijiste que hubiera sido mejor morir rápido a vivir con ustedes… —susurré recordando sus palabras en el auto. Ni siquiera se inmutó—. ¿A qué te referías? ¿Cuál sería mi destino si no me casaba con tu hermano?
—¿No es obvio? —preguntó dejando caer una de las medias sobre el colchón y volteando hacia mí con el desprecio que le ofreces a alguien que consideras inferior