MOLLY DAVIS

—¿Cómo me convertiría en el asesino que necesitaba si no era capaz de matar animales cuando era niño? —dijo Alexei con un suspiro y la mirada ahogándose en el pasado—. A los catorce tuve mi primer rifle largo, me llevó al bosque, me dijo que esperaba un venado para la cena y por lo menos un cazador antes de dejarme regresar a casa. Le dio la orden a dos de sus hombres para que me dispararan si intentaba regresar con las manos vacías.

—¿A los trece años? —pregunté casi sin voz, mientras recordaba lo que yo hacía a los catorce, y para nada se parecía a lo que él hacía—. ¿Le llevaste el venado y al cazador?

Sonrió, pero sus ojos destilaban amargura.

—Le lleve tres cazadores… —contestó con firmeza, pero también frustración—. Dos los maté frente a sus ojos, mientras imploraban, gritando que tenían familia, hijos y tenían que regresar a casa.

No podía imaginarme a un niño de su edad perdiendo lo poco de inocencia que aún le quedaba. Mientras yo había tenido una infancia llena