ROCÍO CRUZ
James tuvo que hacer un gran esfuerzo para que mis dedos soltaran los barrotes, hasta que por fin escuché su voz en mi oído.
—Rocío, escúchame con atención, corremos peligro si nos quedamos aquí más tiempo. Tienes que hacerme caso en todo lo que te diga, ¿entendido? Tienes que confiar en mí ciegamente y no titubear… ¿lo harás? —Sentí su caricia en mi mejilla y por fin volteé hacia él. Sus ojos mostraban la tensión que sus palabras intentaban ocultar con ese tono condescendiente.
Mi corazón se aceleró mientras asentía.
—Bien… entonces, vámonos —me pidió mientras su mano envolvía la mía, aún aferrada a los barrotes.
Me obligué a hacerle caso y soltarme. Mientras me llevaba al final del pasillo, no dejé de ver hacia atrás, mis ojos no querían apartarse de ese hombre, sentía que si lo dejaba de ver desaparecería para siempre.
Llegamos a la ventana que daba hacia el jardín trasero. James la abrió y echó un vistazo. Shawn tenía razón, parecía que los hombres que custodiaban l