«Amoyeca», resuena en su mente mientras ella camina en dirección a la habitación.
Lleva una lucha interna porque desea devolverse y responderle, pero estar en silencio por un largo rato, al no saber qué decir, fue demasiado tortuoso y vergonzoso, por lo que decantó en huir como una cucaracha cobarde.
Entretanto, Riú se siente tonto y se pregunta si fue prudente hacer aquella confesión.
"Lo está asimilando", lo consuela su lobo.
«Siempre es lo mismo. Creo que soy demasiado impulsivo cuando me enamoro».
"Fuiste frío y evasivo con ella por todo un año. ¿Cómo esperas que reaccione ante tu confesión? Siéntete afortunado si te cree. Tanto que te lo advertí..."
Riú suspira y camina como cuerpo sin alma a preparar el desayuno, aunque dadas las circunstancias, se pregunta si tendrá algún sentido continuar con la costumbre, ya que no sabe si Alexa le va a corresponder.
***
Después de cambiarse la ropa, Alexa va a la cocina donde el olor a pescado le inunda las fosas nasales, como resultado, su