Tron se encuentra dentro de una tina que ha sido preparada para él en un lugar alejado y tranquilo, cubierto por cortinas y plantas.
Él está absorto en sus pensamientos y rememora una y otra vez la expresión de Otsana.
«Pequeña loba...», piensa con añoranza y arrepentimiento.
—Alfa... —Aquella voz despierta a su lobo y le provoca una ira, a la que él aún no logra descifrar el motivo del todo.
—¿Qué diablos haces aquí? —masculla entre dientes.
—Vine a ayudarlo con su baño —responde con un tono seductor que a él le incomoda.
Maura siempre ha sido una guerrera sobresaliente, en quien él se ha apoyado por muchos años y en quien más confía por su lealtad y disciplina; sin embargo, su nueva actitud lo pone incómodo y le provoca un revoltijo en el estómago que le causa mal humor.
—Si necesitare ayuda para esto, ¿crees que te llamaría a ti? —profiere sin disimular su disgusto.
—No solo le puedo ayudar con el baño, también puedo relajarlo. A leguas se le nota la tensión en el cuerpo... —Ella s