Capítulo 64. Semana padre e hijo.
Derek.
El sonido del ascensor se deslizaba con suavidad hasta detenerse en el último piso. Nathan, con su mochila de dinosaurios y su peluche bajo el brazo, brincaba inquieto junto a él. Derek estiró la mano y acarició su cabeza con ternura.
—Ya casi llegamos, campeón —le susurró.
El pasillo se abría ante ellos como si el tiempo no hubiera pasado. Todo estaba igual… y a la vez, tan diferente. Cuando llegaron a la puerta del departamento, Derek se detuvo.
Sacó las llaves del bolsillo con una lentitud que no tenía nada que ver con el movimiento físico. Era el peso emocional de ese pequeño acto lo que ralentizaba todo. Insertó la llave y giró.
Click.
La puerta se abrió.
Y allí estaba.
El departamento que había comprado cuando Ellen todavía era parte de su vida, cuando hablaban con ilusión de cómo sería criar a su bebé, de cómo decoraría la habitación, de las cenas tranquilas en el sofá, de la música suave en las mañanas.
El departamento que había imaginado lleno de risas y pasos pequeño