Capítulo 32. Prueba de ADN.
Ellen.
El aire fresco de la mañana le acariciaba el rostro mientras Ellen observaba desde la ventanilla del auto el paisaje nublado de Seattle. Iba camino a la clínica junto a Greta, que conduciendo con una mansedumbre protectora, rompía de vez en cuando el silencio con preguntas suaves o alguna sonrisa de aliento.
—Hoy cierras una etapa, El —dijo ella al estacionar frente al edificio—. No te encuentras sola.
Ellen asintió con una leve sonrisa. Le agradecía en silencio, porque si hablaba, se quebraría. Sabía que la prueba de ADN era un trámite necesario, un acto más, pero cargado de una simbología que le dolía profundamente. Cada paso en ese hospital le recordaba el vacío que había dejado Derek con sus dudas, con su silencio, con esa incapacidad de mirar más allá de un mensaje anónimo.
Al llegar al laboratorio, completó los papeles con manos temblorosas. Greta no se apartó de su lado, sujetándole la cartera, acariciándole la espalda, haciendo de escudo en medio de la marea emocional