La rueda de prensa fue un éxito, y el tiempo que pasé fuera de Reino Unido se alargó más de lo esperado. Este viaje no estaba pautado; se suponía que sería dentro de un mes, pero todo se adelantó y simplemente tomé un vuelo. Ni siquiera tuve tiempo de contratar a Georgina.
Me gusta estar concentrado, y para evitar su frialdad, mejor me fui con el recuerdo de la noche anterior en la que nos devoramos sin control. Con la pasión con la que se aferró a mi espalda, los rasguños que dejó en mi piel y la forma en que su cuerpo me pedía más.
No sé si pude pensar en otra cosa durante el vuelo, porque lo único que me invadía la mente era ella:
Ella sobre mí; su cintura se movía com lentitud demostrando lo inexperta que era, pero cuando profundizaba, no podia parar de gemirle.
Yo sobre ella; mis embestidas duras, su choque contra mi pelvis, las piernas ligeramente abierta y mi boca entre ellas.
Sus gemidos en mi oído, su sabor en mi boca.
Sus pechos duros por el placer, estremeciéndose con cada