Fernanda
Había una vez, en una tierra ni tan lejana ni tan mágica, dos almas destinadas a encontrarse. Como imanes imposibles de separar, tanto así que el universo conspira para reunirlas.
Dicen que hay fuerzas invisibles que guían los pasos de esos enamorados, que la muerte misma se detiene para dejar que el amor suceda.
Y ellos lo eran...
Él era alto, atormentado, guapo hasta el pecado y con el pasado lo suficientemente trágico como para hacer llorar a una piedra.
Ella, fuerte, valiente, con el corazón lleno de cicatrices y la determinación de quien ya lo perdió todo… pero que aún caminaba como si el mundo fuera suyo.
Se cruzaban entre la vida y la muerte. Entre la luz y la oscuridad. Entre el cielo y el infierno.
Y cuando sus miradas se encontraban, todo se detenía.
El tiempo.
El dolor.
El mismísimo universo.
Era amor. De ese que rompe reglas. De ese que hace temblar dimensiones.
Un amor eterno.
Poderoso.
Inevitable.
Romántico, ¿no?
Sí… hasta que te das cuenta de que ese "gran reen