Mariana suspiró, recordando aquellas cosas, realmente quería gritarse a sí misma por ser tan tonta.
No tenía ningún principio. Por los celos de Jimena, por lo que a Jimena le gustaba, terminó dándole a ella el regalo que había preparado para Yolanda.
¿Y después qué...? Fue a la fiesta de cumpleaños de Yolanda. ¿Qué le regaló?
Mariana ni siquiera podía recordarlo. Solo recordó que Yolanda, en ese momento, no dijo nada, solo mencionó que su presencia era suficiente. El regalo no importaba.
Pero todo lo bueno que hizo por Jimena, Mariana realmente nunca lo olvidará. Fue tan buena con Jimena que, con el tiempo, no entendía por qué, a pesar de eso, Jimena la traicionó, por qué le robó el hombre.
Ahora parece claro: fue por no tener principios que permitió que la pisotearan.
Ella pensaba que, como era tan buena, nunca se enojaría. Así que, ¿qué si le robé su lugar en la universidad, su hombre, todo lo que tenía? ¿Qué podría hacerme? ¡Con que dijera un par de palabras amables, rápidamente me