COLINA
Mierda, jodida mierda.
Me duele la cabeza, me duele el cuerpo y hay un zumbido raro en mis oídos. Mi boca se siente pastosa, y mis ojos se niegan a abrirse. ¿Dónde diablos estoy? ¿Qué pasó? Revuelvo mi mente, buscando más allá de la niebla que la cubre e ignorando el dolor punzante. Es importante, lo sé…
Joder.
El choque.
Mierda, me atraparon… ¿entonces dónde estoy? Mi cabeza se siente como si la sangre se acumulara en ella, como cuando te acuestas boca abajo por mucho tiempo. Mis oídos siguen zumbando, pero logro escuchar más allá de eso y del golpeteo de mi corazón, el goteo que me rodea—como agua cayendo lentamente sobre baldosas, una y otra vez. Aparte de eso, lo único que oigo es el susurro del viento, lejano… y luego silencio.
Vale. Tranquilízate, Colina. Primero lo primero, abre los malditos ojos y descubre dónde estás. Luego escapamos y matamos a estos hijos de puta.
Voy a hacer que esos cabrones lloren por sus mamás… tan pronto como pueda abrir los ojos.
No dejo que el