RAFAELE
Regresamos a media tarde. Matteo está en el sofá, monitoreando sus clubes como siempre, pero Colina no está a la vista. No es que me importe. Ni un poco.
Salvatore, por otro lado, se pasa la mano por el cabello antes de desabrocharse la chaqueta, la única señal de que está tan molesto como yo con las reuniones de hoy. Parece que la Tríada ha empezado a amenazar algunos de los negocios en la ciudad, exigiendo que les paguen por protección. A nosotros no.
Es un desafío, uno al que necesitamos responder. Los ojos de Salvatore están tensos, incluso mientras mira alrededor. “¿Dónde está ella?”
Matteo ni siquiera levanta la vista. “Escondiéndose de ti.”
“¿Por qué?” pregunta Salvatore, pareciendo confundido. Colina no parece del tipo que se esconde…
“La pillé husmeando arriba antes.” Se encoge de hombros, tocando su pantalla.
Salvatore suspira y me mira. “Voy a quitarme la peste de hoy, le he ordenado a Dimitri que… tenga una charla con algunos de los otros negocios para asegurarme d