Cap 114. Kaldenor
Varios días de viaje después, un carruaje, cubierto de polvo, cruza el estrecho puente de piedra que marca la entrada a Kaldenor, una tierra conocida por su infertilidad y su lucha constante contra el hambre. A diferencia de Valesia, donde la tierra era fértil y el agua abundante, Kaldenor sufre una terrible sequía desde hace varios meses.
Amaris se asoma por la ventanilla. La vista es desoladora: casas de adobe con techos rotos, campos agrietados donde no brota ni una sola hoja verde, niños descalzos que miran pasar el carruaje con desconfianza y ojos demasiado serios para su edad.
Edward, sentado frente a ella, también observa en silencio. Lleva días revisando mapas y documentos que encontró sobre la región. Lo que no esperaba encontrar era una comunidad rota, no solo por la escasez, sino por la desconfianza. Aunque es natural, después de tanto sufrimiento.
Aquí no hay hospital organizado ni escuela establecida. Solo una especie de consejo popular que sobrevive como puede, liderado