Elena creció en un orfanato y es su sueño tener una familia propia, quiere llenar la soledad que siempre ha sentido aunque cuenta a Brenda y Belinda como si fueran sus hermanas, ahora es divorciada, conoce a Bernhard Larsson un maduro y muy guapo magnate hotelero que está disponible para ella si desea vivir una aventura sin tapujos. Elena fiel a sus convicciones lo rechazará, sin embargo, conocerá a Pablo Larsson un apuesto arquitecto y ella no podrá resistirse a entregarse a la aventura. ¿Qué hará Elena al estar entre estos apuestos Larsson? Primera entrega de la saga chicas de orfanato.
Ler maisMargarita.
(Un poco antes de que la historia comience).
Elena de Arango observó a su infiel esposo, escondida entre turistas, que disfrutaban de una mañana de sol caribeño en la paradisiaca isla de Margarita. Sergio Arango o el perro sarnoso, como le llamaría Elena a partir de ahora, estaba encantado con la escultural rubia que tenía en brazos, la amante de turno. Elena, iba disfrazada con una peluca rubia, grandes lentes de sol, un conjunto de tela estampada con grandes flores. Elena ya no era ya capaz de sentir como se rompía su corazón mientras veía a su esposo con otra mujer, sus sentimientos eran más complejos más de autocompasión. Vio la sonrisa que se dibujaba en su rostro, tan orgulloso de tener para él una mujer exuberante como aquella; era de baja estatura muy bien proporcionada de manera más quirúrgica que natural, vestida o más bien casi desvestida con un pequeño bikini de color fucsia, la parte de arriba tendría que llevarla de una talla más grande, ya que los pechos se desbordaban, por las pequeñas piezas en forma de triángulos que apenas alcanzaba a tapar los pezones.
Elena sentía un gran vacío, la invisibilidad ya no le parecía, y ya que era obvio que él tampoco la quería, le fue más fácil tomar su decisión, llamó a Sergio a su teléfono celular.
Sergio hizo una mueca de fastidio al ver la cara sonriente de su esposa en la pantalla del teléfono. Elena pudo ver a pocos metros de distancia como le amargaba el momento al perro sarnoso, Sergio susurró un ahora vuelvo a la rubia y se apartó a contestar la llamada.
— ¡Hola linda!, Ahora estoy en un almuerzo con unos inversionistas, ¿Pasa algo?
Elena con el corazón palpitando a millón, respondió.
— En realidad…, sí pasa Sergio, te esperó en el Lobby de tu hotel en 30 minutos, tenemos que hablar.
— Pero ¿Qué hotel, mujer de que hablas.
— Sergio, no creo que esa…, sea una representante de inversionistas, ni cliente de nuestro negocio. En El Atlantis, Sergio, el hotel donde te estás quedando, en media hora.
Y finalizó la llamada.
Que ciega había sido, o más bien encandilada con Sergio, delgado, pero de cuerpo esculpido, con el cabello castaño oscuro, su rostro siempre reía, irradiaba luz por sus ojos café bajo tupidas cejas, y enmarcados por larguísimas pestañas, al menos eso le parecía a Elena, un ángel que había sido bendecido con un bello físico y del que él era muy consciente. Lo conoció en la universidad, suspiraba por él, mientras Sergio tonteaba con amigos. Mujeriego a más no poder, muy bien le resultó juntarse con ella, el cerebrito sin sentido de la moda. En esa época, Elena era una chica desgarbada de cabellos marrones, recogidos siempre de forma tirante, usaba lentes de fórmula en función de durabilidad y no belleza, ropa fuera de moda y con discordantes colores, tímida y con tendencia a ser invisible, se sintió en una nube cuando Sergio le pidió que fueran novios, siempre había una excusa para que ella hiciera los trabajos y para copiarla en los exámenes, pero qué importaba, ella le daba conocimiento y él le proporcionaba abrigo y la aceptación en el grupo. Con él siempre era nombrada (aunque su nombre se pronunciara después de Sergio). Era vista, más no el centro de atención. Ya que el carisma de Sergio era abrumador. Cuando se graduaron, ella le comentó su proyecto para una empresa de publicidad y mercadeo con el que soñaba; él le pidió matrimonio, Elena dijo sí a ese príncipe azul, de armadura un poco abollada, pero qué más daba, ella lo veía perfecto.
Cuando Sergio llegó al hotel, le dijo a la rubia que lo esperara en el bar de la piscina, que su esposa estaba allí y debía arreglar las cosas con ella. Previendo eso justamente, Elena se había quedado con su disfraz y los siguió, quería ver como trataba Sergio a la amante una vez que ya se sabía descubierto; una parte de ella esperaba que él se deshiciera de ella en la playa, pero no, la había traído al hotel buscando asegurarla, mientras la intentaba engañar de nuevo, Elena observó a su muy embaucador esposo tratando de calmar a la rubia, desde dónde ella estaba no alcanzaba a escucharlos, pero claramente podía leerle en la expresión de este, la preocupación por mantenerla contenta, el perro sarnoso no sacrificaría a la escultural rubia por su insípida esposa, la cautivó la expresión de la rubia, se veía tan vulnerable toda pucheros sexis, pero apenas Sergio la dejó en el bar, cambió a cazadora. Elena no aguantó las ganas de verla en acción, fue hasta la barra del bar y vio cómo actuaba la rubia, sus expresiones y su manera de moverse, aquella mujer sabía cautivar a los hombres, Elena se preguntó que si quizás ella hubiese sido más segura, más extrovertida, Sergio la hubiera apreciado más, o si sencillamente no se hubiera casado con él, ya no sentía amor por Sergio, él se encargó de matar el sentimiento, casi lo olvidaba tenía que ir y enfrentar a Sergio.
A cambiar su vida...
2 años después. Elena estaba muy embarazada, pero era la inauguración del Hotel Larsson Margarita, Pablo insistió en que Elena debía quedarse en Caracas, pero ella no hizo caso, este era un sueño alcanzado tanto para Pablo como para ella, como se le ocurría que se lo iba a perder, ella estaría allí cuando cortaran la cinta del hotel y atendería los primeros clientes de Välsmakande Margarita, el pequeño David Alexander no quería los brazos de su abuela, llevaba el nombre de sus abuelos, era un apuesto niño de cabello oscuro y ojos azules, lloraba desconsolado pidiendo ser cargado por su madre, el pequeño aun tenia 1año y ahora tendría una hermana, Elena cargó al pequeño y lo montó encima de su enorme vientre, secó sus lágrimas y sobó su pequeña espalda, el niño se calmó, estaba en el lobby del nuevo hotel, todo en acero y cristal, arreglos de flores adornaban la barra de recepción y encima las elaboradas letras en color oro Hotel Larsson Margarita, El
Elena estaba vestida para hacer un viaje relámpago a Venecia, la boda fue muy hermosa con Rebeka y Belinda como damas de honor y Brenda y Sebasthian como padrinos de boda, las damas fueros de rosado satín y fajines negros, Brenda había llevado un bello traje plateado brillante como una armadura de sueños había dicho Sebasthian, ahora estaba terminando de arreglar su maleta con Brenda en su habitación del hotel, Pablo estaría muy ocupado en Margarita ahora que había cortado relaciones comerciales con Dante Martino, a petición de Elena no lo denunciaron, pero rompieron sociedad y amistad. — Me vas hacer mucha falta Elena. — Vendré 3 días por semana, no dejaras de verme. — Sí bueno, quizás yo también viaje lo estoy pensando, igual no sé si pueda conservar el trabajo con Discovery. — Es por Sebasthian, siguen mal, pero que necia eres Brenda. — Elena yo para Sebasthia
Una vez en la comisaria, Pablo le dijo al detective que la llamada indicando el paradero de Elena había sido anónima, el detective no vio razones para desconfiar, Pablo no sabía cómo su amigo se había enterado, aun le faltaba ir a casa de Dante. Pablo dio un apretón de mano al detective Raúl. — Muy agradecido amigo, sepa que estoy en deuda con usted y no dude en llamarme si algún día llega a necesitar algo de mí. — No se preocupe, Larsson, es mi trabajo, esperó no tener que visitarlo por trabajo, quizás vaya por visitar a la bonita parlanchina. Pablo sonrío. Elena despertó en la cama de una clínica, se sentía bastante mejor, tenía una vía pegada al brazo, de un frasco el suero caían ráp
Elena quería quedarse encerrada en el baño lejos de Sergio, pero quizás podría escapar cuando viniera el servicio, o pudiera pegarle con algo a Sergio y escapar corriendo, así que se armó de valor, mirándose al espejo notó que tenía el cabello lleno de costras de sangre, el golpe que le dio Sergio en la cabeza, la había rotó y aunque ya no botaba cantidad de sangre seguía húmedo y dolía, quizás necesitaría puntos de sutura, en cuanto salió consiguió a Sergio inhalando polvo por la nariz, así que eso era, Sergio estaba drogado, él no tenía ese vicio mientras estuvieron juntos, ahora entendía su locura. — Sergio, esto es una locura, no podemos estar aquí eternamente, yo me siento mal debo ir a un médico. — Estas bien, solo fue tu primer viaje —Sergio
Dante estaba sorprendido. Se sentó en el sofá cuando sintió el peso de la locura que había hecho su hermana, Donna se privó llorando y no le salían las palabras. Dante Pasó sus manos por el cabello y se obligó a escuchar y ver como hacía para librar a su hermana esta vez.— Yo no sabía que era un asesino, yo solo quería que se desapareciera con la tal Elena y que Pablo pensara que ella lo había traicionado, y entonces él la rechazaría y yo podría tener oportunidad de recuperar a Pablo. Dante abofeteo a su hermana, era la primera vez que lo hacía, no pudo controlarse y se arrepintió en el acto, Donna no era más que una niña malcriada y mucho era su culpa, pero esta vez se había pasado de la raya, Sonia intervino.
Elena despertó, sentía la boca seca y un terrible dolor de cabeza, en realidad le dolía todo el cuerpo, abrió los ojos lentamente ya que el sol le daba de frente a su rostro, estaba en un auto, acostada en el puesto trasero, Sergio iba conduciendo. — Por fin despertaste amor. Amor, Sergio siempre la había llamado amor. — Si a esto que haces le llamas amor, que será si me odiaras. — Ahora eres muy respondona, esa gente te han cambiado, eres presumida y malvada. — Tú me secuestras y yo soy la malvada, ya está bueno Sergio, di tu precio ¿Cuánto por dejarme ir? — No, tú te quedarás conmigo y empezaremos otra vez, tendremos la vida que ese Bernhard nos arrebató. — Sergio es que estás demente, yo no te quie
Último capítulo