Capítulo 55.
Trabajó todo el día siguiente en los diseños que avanzó, volviendo al salón de mecánica al medio día cuándo las dificultades se presentaron. Aegis era su vida. Ahí estaba todo lo que le gustó desde que Leonardo lo encaminó hasta ser aquello que tanto admiraba en su niñez.
Al caer la noche, observó a Winifred salir del edificio para acompañarse con una señora y un señor de su misma edad. Los tres hablando de que hacían un buen equipo para el dominó.
En cuánto ingresó al apartamento, fue directamente al salón dónde la encontraría. Halló a Harper con un libro entre las manos, queriendo hacer ejercicios de estiramiento, siguiendo con las indicaciones que ahí se plasmaban.
—¿Todo este esfuerzo para dejarse ganar por venganza? —Harper se levantó y le arrebató el libro que el mafioso había tomado.
—Nadie dijo que me dejaría ganar— lo cerró y recogió sus guantes. Frente a otros jamás le agradaría tener las manos descubiertas. Menos ante el hombre que las veía con verdadero interés. El