Ni siquiera sabía cómo se llamaba. Desde que dejé atrás mi antigua vida, toda mi atención había estado volcada en el trabajo.
La manada Noctuluna y la Sombraluna estaban en ciudades distintas. Jamás había venido a este lugar, así que, sinceramente, no lo recordaba.
Al salir del trabajo, justo al cruzar la puerta, una silueta alta y poderosa apareció de repente frente a mí.
Su mirada ardiente se clavó en mí como una llamarada.
—¿Necesitas algo? —pregunté, incómoda. Esa forma tan intensa de mirarme me puso nerviosa.
Intenté rodearlo para seguir caminando, pero él me tomó del brazo con fuerza. Su voz sonó grave:
—Ahora que rompiste el vínculo con Ramón, ¿vas a buscar una nueva pareja?
No respondí. Eso era asunto mío, parte de mi vida privada.
Lo miré seria, con evidente desagrado, el aire a mi alrededor se tornó bastante tenso.
—Ramón se volvió a casar. Ya tiene un hijo. Pero dicen que se arrepintió, y ahora anda enloquecido buscándote por todos lados. ¿Quieres que le diga que estás trab