En un lugar apartado de todo, la academia Santa Rosa para chicas refinadas, esconde terribles secretos, Megara una chica fiera con demasiado carácter esta a punto de descubrirlos. O aun peor: ser parte de ellos. ¿Qué pasará? Ella solo tiene dos opciones, escapar de aquel peligroso juego por su libertad o rendirse en los brazos de lo oscuro y lo desconocido.
Leer másEl pasillo en ese momento no se veía como todos los días en la escuela, ahora mismo solo lucia como un feo cuento de terror, como animales al matadero o carne desfilando por la correa directo al carnicero y luego al mejor postor. La luna brillaba gigante casi irreal en el cielo, alumbraba las rosas con su luz tenue y tenebrosa, el andar de los tacones era parte de lo único que se escuchaba realmente fuera de la música que se abría camino, mientras más cerca se encontraban del patio.
Luz, sombra, luz, sombra, intercalándose una tras otra como si de flashbacks se trataran, pues las columnas antiguas se interponían entre la luz del asteroide en lo que ellas seguían caminando en fila, sin detenerse, sin preocuparse, como si fueran un pequeño ejército de soldados a cuerda yendo entre la ligera niebla de la temporada, con sus rojos vestidos de gala.
El olor a campo se empezaba a sentir, el dulce aroma a pasto y a perfume de rosas que adornaba la fría y húmeda noche, las velas en candelabros, que las guiaban, la alfombra roja que solo se podía ver de lejos, la escamosa ansiedad que las recorría, la necesidad de morderse las uñas sin importar el manicura al que habían sido sometidas horas antes. Solo podían guiarse por las espaldas que iban delante de cada una, entonces ya era hora, se detuvieron frente a la infinita espera de lo inesperado, podría ser tanto una victoria, como también el dulce fracaso al que secretamente muchas estaban esperando.
Era su turno, la música se escuchaba viva en sus oídos, los nervios, el temblar que intentaba disimular para no aparentar lo asustada que estaba en ese momento. Apretó parte de su vestido en sus puños remangándoselo para poder subir la escalera, la luz era tan fuerte y tan densa que no se podían ver más que las siluetas de una elegante decoración, mesas abarrotadas de personas que no estaban aplaudiendo como al inicio de todo aquello o el bullicio por las anteriores a ellas, la puja que se debatía desde el principio. Cada peldaño era más difícil que el otro ¿a qué le temía? ¿Al rechazo? Se detuvo justo en medio de la tarima con un reflector apuntando justo a ella y un silencio que se encontraba lejos de ser bienvenido. Megara trago en seco, y metió un flequillo de cabello tras su oreja, resintiendo mentalmente haber elegido mal los zapatos de esa noche.
—No has dicho nada desde ayer —Comentó Mateo a Erika.—No hay mucho que decir, solo estoy aquí por mis amigas —Le respondió—La magia es tan nueva para mí como para cualquier otro, no es un tema en que pueda opinar libremente, así prefiero solo no hacerlo.—Pensé que estabas aquí para darme apoyo como las demás con sus parejas— Se lamentó buscando a la morena.—No eres mi pareja Mateo —Hizo una pausa y lo vio a los ojos—Solo eres la persona con la me acuesto.—Sigue mintiéndote princesa —Le dijo mientras veía como los del aeropuerto se avecinaban—Pero tanto tu como yo sabemos que se te corta la respiración cuando estoy tan cerca de ti—Acusó a centímetros de sus labios, logrando que ella tragara en seco.—Ya quítate, ahí vienen —Él rio qui
Con la tecnología y el avanzado conocimiento de magia en Avalum, Walter solo tardó unos días en reconstruir el hechizo que trajo todo ese pedazo de avalum a ese plano terrenal, pero la ardua tarea se basaba en como recrear el hechizo sin ocasionar otra explosión que los matara otra vez.Todos se habían reunido en la casa de la playa para tratar los descubrimientos que había hecho Walter en su viaje de regreso a Avalum, Victoria estaba impaciente sentada en el sofá mientras que Alexis veía la televisión a su lado cansada de decirle que tenía que tranquilizarse, en cambio Mateo y Erika con la sangre fría esperaban sentados afuera en las mecedoras, disfrutando de la maravillosa brisa marina que hacia esa noche.— ¿No crees que nos haya embaucado verdad? O sea que solo hubiera querido los secretos del hechizo y largado de aquí—Cuestionó Megara sentada en uno
La palabra normalidad les parecía irreal, habían durado tanto tiempo añorando morir, o tan solo vivir de verdad, salir de esa isla de una vez por todas, sin temor a lo que Demian pudiera repetir aquello. Envejecer, tener descendencia, dejar de perder personas que amaban una y otra vez, por eso mismo todo parecía una trampa— Esto hay que decirlo en una asamblea, no es algo que pese sobre nosotros, hablamos de la vida de 500 habitantes—declaró Victoria.—Vamos Vicky, estoy seguro de que todos los umbras estarían de acuerdo con recuperar su humanidad ¿Qué me dices de los niños? ¿los bebes que han sido bebes eternamente? Es espeluznante —Intentaba convencer Mateo.—Sin contar que habría demasiado pánico, la gente ya no sabe vivir si no es como un Umbra, asumo que se matarían en masa—Aquello era demasiado para Demian que tenía que cargar con
El agua que desprendía su cuerpo tenía un color indescriptible, solo sabía que había tenido que usar mucho jabón para sacarse la mescla de sangre y arena que tenía en todo el cuerpo, exhaló rendida ¿Quiénes eran estos tipos? ¿Cómo sabían de los umbras? ¿Cómo saben quién es Demian? Pensó Megara cerrando la llave de la ducha, salió de allí con cuidado de no resbalarse y se envolvió en la toalla mullida, ahí mismo en el baño se puso una camiseta de Demian y uno de sus bóxers. Ya todos estaban ahí abajo haciendo lucir la sala de Demian más pequeña de lo que realmente era.— ¿Quién es este tipo y por me mira como si fuera un cono de helado? —Cuestionó Victoria quien lucía realmente hermosa con una mano sobre la rodilla de Alexis que se sentaba a su lado, vaya que hab&ia
Desde que había reanudado la escuela las cosas le eran un poco más difíciles, odiaba admitir que extrañaba a las chicas conviviendo en el cuarto o peleando por quien se ducharía primero cuando las tres llegaban tardes a clase, aunque al final la pelea se diera entre dos porque Megara aprovechaba el tiempo para dormir como la osa que era.No tenía la necesidad de asistir a clases, pero tampoco quería graduarse con notas ya predispuestas por la escuela, quería sacar puras A en sus materias tomar una beca fuera de ese paisucho e independizarse del subsidiario que recibía de su madre, pero para eso tenía que concentrarse primero, después de haber pasado la noche con Mateo, algo de lo que se arrepentía enormemente no podía dejar de pensar en él y ponerse húmeda de inmediato. Pensar en cómo la besaba, cómo había descubierto que él se preocupaba por el
—Niña, no puedo trabajar si todo el tiempo te estoy besando —Se quejó Victoria con Alexis sentada en el escritorio—Eres una terrible asistente.—Aun así, me amas —Respondió Alexis risueña.—Vete hacer algo productivo, no se ¿No que te gusta nadar? Aquí me distraes y tengo que trabajar en esa gala —Escupió bajando la chica del escritorio.—Antes me habías dicho no querías que me fuera —señaló coqueta.— Sí, eso dije, quiero tenerte cada segundo a mi lado por si se me antoja besarte—Se llevó las manos a la cara, sorprendida de su cambio. Le plantó un pequeño beso en los labios —¿Tendré que hacer una piscina aquí?—Ya vasta —Detuvo la mujer entre risas—Me iré, volveré más tarde, así que has lo que t
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