VI - Fuera de la lista

-Puede que sea necesario un abogado y un notario. –Bromeó Liam. Lía solo permaneció seria y él dejó de reír. –No entiendo por qué eres tan difícil.

-Ya hablaste, ya vete. Lárgate de mi piso, no tengo porque soportarte más tiempo del necesario. Nueva regla para nuestro acuerdo. Que nuestras reuniones no se extiendan más de dos horas.

-Eres verdaderamente una mujer imposible.

-Per favore. –El acento italiano se escapó de sus labios en un tono de enojo. –Agh, ya puedes irte, sigo enojada contigo.

-¿Por lo de tu ex o porque no le vi importancia a negar lo que me pediste?

-Ambas, en serio, ya lárgate.

-Ya me disculpé contigo. Podrías ser un poco más cortés. –Suspiró desesperado.

-Solo vete. –Terminó por decir la chica y volvió a la puerta abriéndola.

-Claro. Dios, en serio eres...

-Una palabra más y te arranco la lengua. –Liam terminó por salir y fue directo hasta las escaleras donde esperaba Kat.

- ¿Sabes? Desde aquí se oyeron sus gritos. Subieron las voces varios decibeles.

-Al menos sé que está viva.

-Deberían besarse para romper la tensión. –Dijo Kat imitando la voz de Homero Simpson. Liam rió con sarcasmo y se pasó las manos por el cuello.

-Prefiero que me empujen por las escaleras. Adiós K. Cuídate. –La rubia fue hasta la puerta de Lía y tocó, la pelinegra abrió al momento y suspiró.

-Hola, si ¿Sabías que hasta los decanos oyeron los gritos de ambos?

-Es un verdadero dolor de ovarios ese sujeto.

-Olvídate de Liam, tengo algo que contarte. –Kat sonrió y se mordió el labio. –Ya sé quién es mi admirador.

- ¿Y? –Ambas chicas terminaron sentadas en el pequeño sofá de Lía. – ¿Cuándo lo supiste?

-El sábado, te estuve buscando, supe de las peleas, pero luego... hablé con Paul porque no me importaba quien había enviado la tarjeta, y resultó que fue él quien lo hizo.

- ¡Le gustas! Felicidades. –Sonrió la pelinegra. –Y ¿Ya tuvieron una cita o algo así?

-Aún no, me llamó luego de que se reuniera con la banda, tuvieron una pelea los cuatro porque Xander se sintió muy traicionado y salió una noticia de separación. Tuvieron que hacer declaraciones. King's Revenge significa todo para ellos. Aún no sé quién pudo haber dado la declaración sobre ellos, pero estoy averiguándolo.

-Kat, había como cien personas allí, pudo haber sido cualquiera.

-O alguien es especifico que conocemos. –Dijo la rubia alzando los brazos. –Tengo una capacidad intuitiva muy buena. Ahora, vístete. Nos vamos. Conocerás a un par de personas muy interesantes.

- ¿Más groupies? –Katrina rió mientras Lía entraba en su habitación dispuesta a cambiarse de ropa.

- ¡NO! Amigas de cuarto, van conmigo a varias clases, iremos a un bar, luego jugaremos verdad o reto, será asombroso. Lo tengo todo planeado. –Lía se peinó un poco y se hizo una trenza a un lado, se vistió con una camisa blanca, unos pantalones ajustados y unos pequeños botines de color marrón. Encima un chaleco negro y una bufanda color azul arándanos. Salió con la rubia luego de recoger un par de cosas en su mochila. –Siempre te ves increíble.

-No robes nada en mi guardarropa. –Sonrió. –ya vámonos.

***

-Nuestra pequeña disputa hizo que nos rechazaran. –Los cuatro chicos se encontraban sentados en la mesa de un bar con algunas cervezas y sin chicas. –Lo siento mucho, esto es mi culpa. No medí las consecuencias. –Terminó por decir Xander y bebió un poco de su vaso.

- ¿Definitivamente rechazados? –Preguntó Trek. –Digo, siempre puede haber otra ocasión ¿No?

-Por ahora no la tenemos, seguimos tocando en la escuela, pero a los cazatalentos no les hizo gracia. Las declaraciones de que la banda sigue en pie al menos salieron a la luz. –Dijo Paul bebiendo de su cerveza. –Lo bueno... seguimos juntos.

-Aún podemos saltar a la fama internacional luego de graduarnos.

-Si. Eso sí. –Los cuatro chocaron sus vasos tras servirse más cerveza de la jarra.

***

Kat y Lía entraron en el bar y ya dos chicas más las estaban esperando. Una morena con el cabello rizado y unos lentes y otra con los labios pintados de negro y cuya piel era excesivamente blanca. –Hola chicas. –Kat se sentó a la mesa y Lía la siguió. –Quiero presentarles a Lía. Lía, ellas son Magda. –Señaló a la morena quien rápidamente saludó moviendo los dedos y sonriendo. –y Sunny.

-Es un gusto conocerte Lía.

-El placer es todo mío, Magda, Sunny. –Las cuatro muchachas comenzaron pidiendo una ronda de Cosmopolitan de cereza. A Lía le parecieron bastante agradables y poco a poco comenzó a relajarse. Era la única de séptimo en aquel pintoresco grupo.

Hablaron de todo, mientras dialogaban, Lía volteó a ver a su alrededor. Abrió sus ojos de manera excesiva al ver a los cuatro chicos de King's Revenge sentados en la mesa al otro extremo. – ¿Nunca los habías visto tan de cerca? –Preguntó Sunny entre risas. –Son los más populares de todo el Royal.

-Estudio con ellos. –Dijo Lía volteándose de nuevo y tomando un poco de su cosmo. –Nada grandioso.

- ¡K! Dile que eso es lo más grandioso que puede pasarle. –Dijo emocionada Magda. –Son los chicos más guapos de todo el Royal, sé que en Italia has de tener dioses romanos pidiéndote salir, pero, aquí, ellos son lo excelso en especímenes masculinos.

-No para mí, disfrútenlos ustedes. –Dijo Lía.

-Ella es inmune a sus encantos. –Dijo Kat entre risas. –No te preocupes, no nos miran, andan muy ebrios como para notar nuestra presencia aquí. Al final, será Paul quien los ayude a volver al Royal.

-Juguemos. –Sonrió Magda. –Verdad o castigo.

- ¿Castigo? ¿No era reto?

-Castigo. –Sonrieron las dos amigas de Katrina.

***

La risa que tenían los cuatro muchachos les demostraba lo mucho que ya tenían de alcohol en el sistema. Pasaron de la cerveza oscura a los mojitos y luego tequila con limón. La música sonaba atronadora en el bar. Liam volteó y miró que, al otro extremo del bar, estaba la pelinegra. –Deberíamos irnos ya.

- ¿Y? ¿Eso por qué? –Liam señaló y Trek vio a Lía. –Ah vamos ¿Le tienes miedo o qué?

-No, su juicio no es de fiar. Prefiero no morir antes de los veintisiete.

- ¿Quieres ser parte del club? –Rieron los otros tres ante la ocurrencia de Xander. –Te lo prohíbo, te mandaré a terapia a los veintiséis y seguirás yendo hasta que pases los treinta.

-Me amenazó con arrancarme la lengua.

-Sería bueno, así te callas y dejas de decir incoherencias. Ya, solo es una chica más.

-Sí, sí, tienen razón. –Tomó uno de los pequeños vasitos con tequila y lo bebió de un trago para luego morder un limón.

***

-Elijo verdad. –Terminó por decir Magda.

- ¿Eres virgen? –Preguntó la rubia curiosa. –Y no se vale decir mentiras.

-Sí, muy virgen y a mucha honra. ¡Salud! –La morena tomó uno de los Perlas que había en la mesa y lo bebió. –Muy virgen, sudo agua bendita.

-Justo ahora, sudas alcohol. –Rió Sunny. –ahora te toca, Magda.

-Bien, elijo a Lía. –La pelinegra tomó un poco de su cerveza. –Elijes una verdad, o un castigo. Se la valiente que elija castigo.

-Pues castigo. –Contestó envalentonada por el alcohol.

-Quiero que cruces el bar y metas tu lengua en la boca de Liam.

-Cambio. –Dijo sintiendo un puntazo en la cabeza. –Eso no.

-Quiero ver eso, no recordará nada, está más ebrio que nosotras. Al menos inténtalo, y si no resulta pues, cambiaré tu castigo. –Lía se levantó y bebió un poco de su cerveza, en el bar sonaba a todo volumen I follow rivers y las personas en la pista de baile movían sus cuerpos al ritmo de la música. Lía comenzó a caminar sintiéndose bastante mareada, Liam la vio acercarse y alzó una ceja un poco confundido. Al llegar a la mitad, Lía solo se giró y se devolvió a su mesa.

- ¡No puedo hacer eso! –Se sentó de pronto. –No lo haré, juré odiarlo por toda la eternidad.

-Es una pena, queríamos ver como lo besabas. –Contestó Sunny. –Creo que podrían hasta combinar como pareja.

-No, por supuesto que no.

-Cambien el castigo de Lía. Ya me siento muy mareada. –Dijo Kat riendo un poco. –Magda.

-Okay, tienes oportunidad de recapacitar, un beso con el guitarrista o ir a St. Cyres justo ahora y harás el tatuaje que elijamos las tres. –Lía abrió los ojos sintiendo como el alcohol abandonaba su sistema.

-O sea, ¿Un beso o un tatuaje?

-Cualquiera de los dos será un recuerdo permanente. –Contestó risueña Magda. –Vamos, elije el beso. –Lía se sirvió un vaso de cerveza y lo bebió de golpe. Meditó, besar a Liam en medio de un bar o un tatuaje. Al menos el tatuaje podría cubrirlo.

- ¿Qué tan lejos queda St. Cyres? –Kat abrió los ojos de golpe y empujó un poco a Lía.

-Eres una salvaje. ¡Vamos! Es a dos locales de aquí. –Las cuatro chicas se levantaron y entre risas salieron llevándose a Lía.

***

-Oye, Paul ¿A dónde va tu novia? –Dijo Trek al ver salir a la rubia con sus amigas. –Y Liam, creo que tu coqueta cellista se va. ¿Y si las seguimos?

-No es buena idea acercarse a mi hermana cuando anda de juerga con sus amiguitas. La última vez que interrumpí una de sus saliditas, me dieron con un zapato. Agradezco que no fue uno de sus tacones.

-Vaya, que mujeres. –Rió Liam. –Pero si deberíamos irnos, ya bebimos mucho por un día. –Los cuatro chicos pagaron su última ronda y decidieron volver al campus.

***

Estaba oscuro, con algunas luces neón y muchos instrumentos de esos que usan para fumar. Lía comenzó a sentir miedo. Tal vez debió haber besado a Liam, total, estaba ebrio, ella igual, podría culpar al alcohol. –Toca elegir. –Magda abrió una de las carpetas y pasó las hojas una a una. –Esto va a estar muy loco.

-Demasiado, ya me arrepentí. Nunca me planteé tatuarme.

-No debiste rechazar los dulces y alcoholizados besos del chico más guapo de todo el Royal. –La música era igual de atronadora que el bar, Kat se acercó a Magda y señaló uno.

-Ese le quedaría ¿No crees? Va con ella.

-Sí, opino que sí. –El tatuador las atendió, Lía no había decidido en donde se haría el dichoso tatuaje. Sunny susurró algo a oídos de Magda y ella sonrió. -Decidido Lía. Espalda.

- ¿Espalda? ¿Están locas? –Kat asintió y dio aplausos.

-En la parte superior. ¡Si! –Lía terminó por sacarse el chaleco y la camisa quedando en un brasier negro. Se cubría con su bufanda. Sunny se acercó a la computadora donde reproducían la música, sonaba una canción de Wu-tang.

-Niña, sentada. –Lía miró la silla y se sentó a horcajadas dejando su espalda expuesta. Ya habían mostrado sus I.D, así que, todos sabían que entraban en la edad legal.

-Elegimos este. –Magda señaló el dibujo en la carpeta y lo mostró al tatuador. –Queremos que quede tan grande como mi mano ¿Se puede?

-Sí, totalmente. Ese lo dibujé yo mismo. Es una gran elección. –Lía se asustó un poco al sentir el vibrar de las agujas. Pegó la máquina de la piel de la pelinegra y ella sintió los pinchazos.

-Ay, au, au... ¡Magda voy a matarte! ¿Qué esa no es una canción de Wu-Tang? –Rió mientras se concentraba en otra cosa que no fueran las agujas. Sunny puso una canción en Twenty One Pilots en el reproductor. –Esa canción si me la sé, pero no me molesta el rap, la vuelves a poner cuando termine ¿Cómo se llama?

-I'm falling, so I'm taking my time on my ride. –Canturreó. –Vamos Lía, diviértete, es Ride. Y la anterior... C.R.E.A.M

-No sabía que les gustasen TOP. –Rió y comenzó a canturrear junto a las tres chicas.

-Lía, eres la mujer con más ovarios que he conocido. Mira que elegir un tatuaje por encima de un beso. ¡Te has volado la cabeza! –Entre canciones, chillidos y risas, el tiempo pasó y el tatuaje estuvo terminado.

-Celebra mi arte, niña. –Lía se acercó a los espejos de trescientos sesenta grados y observó el tatuaje desde varios ángulos.

- ¿Es? ¿Una magnolia? –Sonrió echándose su cabello a un lado. –Es asombrosa, me encanta.

-Sabía que iría con ella. –Sonrió suficiente Kat. –Gracias. –Magda pagó y Lía volvió a vestirse luego de que el tatuador le diera las indicaciones para los cuidados posteriores y colocase una gasa protectora sobre el tatuaje. Las cuatro chicas volvieron al campus. Se quedaron en el piso de Kat comiendo helados, haciéndose confesiones, así como viendo varias comedias románticas.

***

Decidió llamarla dos días después. Debían trabajar. Buscó su contacto y marcó. Por suerte, contestó. –Hola. Yo...

-Creo que sería mejor que comenzáramos a trabajar.

-Totalmente. ¿Sala de ensayos o quieres ir a otro lugar?

-Cualquier lugar donde no estén tus groupies. –Escuchó decir a la pelinegra.

-Entonces iré a tu piso. –dijo decidido.

-Bien, ven a las tres. –Miró el reloj, solo quedaban treinta minutos para las tres.

-Okay. Está bien. –Colgó y se terminó de vestir con sus zapatos y una sudadera. Tomó su guitarra y, a sabiendas de que pudiera toparse con fans en el camino, salió a esa hora. Para su suerte, llegó a tiempo al edificio donde vivía Lía, subió en el ascensor y tocó a la puerta. La pelinegra abrió, estaba con una camisa bastante suelta y sin mangas, jeans y sandalias.

-Entra. –Liam pasó y se sentó en el sofá. – ¿Quieres agua, jugo? –Revisó el pequeño refrigerador que tenía sacando algunas bebidas.

-Agua está bien, por favor no la envenenes. –Lía lo miró enojada y rodó los ojos. –No te gusta el sarcasmo, ya lo noté.

-No me gusta es el complejo de ser superior. –Sirvió un vaso de agua y lo llevó hasta donde estaba Liam. –Voy por mi cello. –al girarse, William pudo notar la gasa en la espalda de ella ya que su escote era bastante bajo.

- ¿Te pasó algo en la...?

-No, nada. Solo la tengo algo irritada, de hecho... –Miró el reloj en la pared. –Ya me toca usar la pomada.

- ¿Una pomada? ¿Pues qué te hiciste para tener una gasa en la espalda y necesites pomada? –Preguntó Liam curioso.

-No es tu problema, Lancaster. –La chica fue hasta su habitación dejándolo afuera, Liam sentía curiosidad, se levantó del sofá y se acercó en silencio y observó por la pequeña rendija que había quedado en la puerta. Lía se quitó su camiseta sin saber el espectáculo que le estaba ofreciendo a Liam. Él vio su brasier color violeta con encaje negro y sonrió, miró como se recogió el cabello en una cebolla alta y como volteaba a verse en el espejo. Con cuidado se quitó la gasa y Liam pudo ver en el reflejo un tatuaje tipo art tribal de una magnolia. Regresó al sofá antes de que ella se diera cuenta de que la estuvo espiando.

-Vaya. Es hermosa. Pedazo de idiota. –Rió Liam al recordar a su ex. –Sí, pedazo de idiota.

Magnolia se aplicó la pomada para calmar la irritación, tras ponerse una gasa limpia se cubrió con una camiseta y salió luego de tomar el forro de su cello. –A trabajar. –Se sentó en una silla frente al sofá. –Si revisé tus tablaturas, de hecho, las toqué en mi guitarra, hice unos pocos arreglos ya que hay disminuidos que no colocaste y siento que le irían perfectos.

-Bueno. –Dijo sacando su guitarra. –Pensaba que podía iniciar con fingerpicking y luego tú entras con el cello.

-El cello es un instrumento solista. –Defendió la pelinegra. –Debería iniciar yo.

-No, no lo creo Lía. Por favor se más abierta de mente.

-Oh claro ¿Cómo fue que me llamaste la vez pasada? ¿Cuadriculada?

-Oh por favor, ya olvídalo. –Suspiró. –No quiero discutir hoy, ¿Quieres ponérmela sencillo? –Magnolia asintió y soltó el aire. –Siempre que te hablo pareciera que estás menstruando.

- ¿Acaso revisaste mi app de ciclos? –Preguntó un poco indignada. –No puedo creerlo.

-Diablos, no. ¿Quieres olvidarte de eso? Fue estúpido. Y ni siquiera sabía que hay aplicaciones que marcan los días en los que una mujer menstrúa.

-Las hay. –Contestó Lía. –De acuerdo, inicias con la guitarra y yo entro al segundo compás.

-Solo para saber qué días evitarte a toda costa ¿Cuándo menstrúas? –Lía se levantó de la silla tras meter su cello en el forro nuevamente. –Por favor, es broma ¿Quieres relajarte un poco?

-Tú eres desesperante. ¿Puedes dejar tus bromas para después?

-No, quiero romper el hielo, hacer que esto funcione.

-Entonces apégate a las reglas. –Dijo desesperada. –Todavía no te perdono todo lo que hiciste, no somos amigos, no intentes bromear conmigo.

-Te tengo una pregunta. ¿Qué ibas a hacer en el bar? –Lía palideció recordando aquel reto impuesto por Magda. –Porque si mal no recuerdo, ibas directo a nuestra mesa.

-Nada, no era nada. Estaba jugando verdad o castigo con las chicas y... elegí castigo. Es todo lo que diré, y mejor trabajemos que estamos perdiendo el tiempo y esto solo durará dos horas. –Ignoró a Liam y volvió a sentarse junto a su cello. El resto de la hora, ninguno de los dos habló más de lo necesario.

Al tocar las cinco en el reloj, Liam dejó el piso de Lía recreando en su mente el menudito cuerpo de la chica, su cintura y su piel nívea. Sonrió. –Liam, eres un idiota y por ser un idiota ella está fuera de la lista.

***

Stacy vio a Liam salir del piso de Lía y los celos se le subieron a la cabeza. –William. –Se acercó con voz melosa mientras caminaba deprisa. –Te vi. ¿Vas a negarme que te has estado revolcando con ella?

-Stacy, por Dios, estábamos trabajando. –Dijo completamente enojado. – ¿No tienes otra cosa mejor que hacer que estarme siguiendo?

-Lamento lo de la banda, mucho. No sabía que quisieran separarse. –Liam se detuvo y volteó a verla. –Pero como solista te irá bien, eres muy talentoso.

-No, no nos separamos, ya lo hablamos, y eso fue un rumor falso que alguien inició luego de la fiesta. –Llamó al ascensor y esperó. –Aún no sabemos quién fue.

-Xander, eso decían las notas. ¡Él lo hizo! O quizá su peli teñida hermanita. –Liam subió al ascensor en cuanto las puertas se abrieron ignorando por completo a la pelirroja. –William, aléjate de ellos, no te convienen.

-Tú no me convienes, por favor ya déjame en paz. –Presionó el botón de planta baja y para su suerte, las puertas se cerraron.

Stacy fue hasta el piso de Lía y tocó la puerta, la pelinegra abrió y al ver a la pelirroja soltó un bufido de fastidio. –Y ¿Qué?

-Quiero que te alejes de Liam.

-Escúchame con mucha atención, también quiero alejarme de ese idiota, pero resulta que no me graduaré si no paso Teoría de la Música y el profesor nos puso juntos en todos los proyectos. Por lo cual, debo sobrevivir todo el maldito semestre soportando sus malos chistes. Así que ¿Por qué no te vas de mi puerta y dejas de gastar mi aire, cerillo?

-Ah. –Stacy miró a Lía con la boca hecha una "o". La pelinegra terminó por empujarla y cerrar la puerta en su cara. – ¡Me las vas a pagar, zorrita!

Lía ignoró los gritos de la chica y fue hasta su cuarto encendiendo su computadora. Abrió su correo y revisó sus mails, había uno que le llamaba sumamente la atención pues tenía el sello del Royal. – ¿Qué es esto? –Dio "click" sobre el mensaje y comenzó a leerlo.

Para: Magnolia Bethlem ()

Royal College of Music

Estimada Mrs. Bethlem:

Escribimos para informarle que debe pagar 17.000 libras de su semestre actual, así como 2.000 más del alquiler de su piso, si no contamos con su pago nos veremos obligados a negar su plaza en nuestra universidad.

Atentamente.

Flynn Pluckrose

Decano.

- ¿Qué? –Releyó varias veces el correo. Estaba segura de que había sido becada, aunque recordando cómo había sido hacía dos meses antes, ella no había confirmado su beca como tal. –Oh por todos los cielos. No, no, no. ¿Y ahora? –Comenzó a desesperarse, llamar a su familia en Italia para que le prestaran el dinero no creía que fuera buena idea. Había peleado con su madre antes de irse, regresar al Sapienza antes de culminar el semestre tampoco era opción, tendría todo ese tiempo perdido. Quizá podía hablar con el decano de la facultad para conseguir al menos media beca.

Aquella noche no durmió pensando en aquel mensaje que había recibido. ¿Qué iba a hacer si no podía obtener la ayuda académica y no encontraba el dinero para pagar? –Respira Magnolia. Respira. –Dio nuevamente vueltas en su cama. –Ya habrá forma.

***

Al día siguiente, se hizo una cola de caballo, tras ponerse sus medias y sus botines, se vistió con una falda azul y una camisa de botones. Se veía como una estudiante aplicada y ella lo era. –Bueno, lo resolverás. –Salió con el mensaje impreso, así como varias copias de sus notas en el Sapienza, su pedido de beca y la confirmación de su traslado. Fue hasta la oficina del decano de la facultad, pero como no tenía una cita, tuvo que esperar en la sala hasta que se desocupara. Dos horas casi y sus esperanzas estaban frustrándose. Cuando la secretaria del decano salió y le indicó que podía entrar, pegó un salto y pasó a la oficina con rapidez. –Buenas tardes señor, soy Magnolia Bethlem. Recibí este correo el día de ayer. –Sacó la hoja impresa de su carpeta y la extendió. –Yo, quiero saber ¿Por qué? Cuando pedí el traslado aquí, hice una solicitud para una beca completa.

-Señorita Bethlem. –Revisó la hoja el decano, Magnolia apretaba los labios mientras miraba al hombre sin perderse ni uno solo de sus movimientos. El silencio reinaba en la sala y para Lía no era nada cómodo. Un par de llamadas que a duras penas entendió por el nerviosismo, y otros veinte minutos de silencio.

- ¿Señor Pluckrose? –Rompió el silencio sintiéndose aún más nerviosa de cuando había entrado.

-La cosa parece, señorita Bethlem, que no está en el sistema como una estudiante becada, entró como alumna regular desde el Sapienza.

- ¿Hay algo que pueda hacerse? No tengo el dinero que piden, por eso solicité la beca antes de venir aquí. Puedo pedir alguna carta de referencia en el Sapienza, o lo que sea. –El decano le extendió un vaso con agua y ella lo bebió de forma lenta.

-Me temo que no, señorita Bethlem. Los de administración tienen llena la lista de los estudiantes con becas completas y también los que se les otorga la mitad. Puede hacer la solicitud para el siguiente semestre, pero este deberá pagarlo si quiere que sus evaluaciones no sean anuladas. Lamentamos esto, tiene excelentes notas y referencias que vienen con usted de la academia Sapienza en Italia.

- ¿Al menos tengo tiempo para pagar? –Preguntó mordiendo un poco su labio inferior para evitar llorar.

-Hasta el último día del semestre en menos de cuatro meses.

-Entiendo, entonces ¿Tengo hasta el 30 de marzo para pagar?

-Efectivamente. Pronto son las vacaciones por navidad y tendrá varias semanas de libertad, si fuera un semestre sin una festividad en medio, sería un poco más costoso, pero supongo que ha tenido suerte.

-Suerte. –Dijo sintiendo el sarcasmo subirle por la garganta. –Claro que suerte. Bueno. –Se levantó de la silla tomando sus cosas. –Gracias por el tiempo. –Salió y en cuanto pisó el exterior del edificio sintió las lágrimas salirle de los ojos. ¿Qué iba a hacer?

***

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