VII - La apuesta

Con las vacaciones en diciembre y las fiestas, King's Revenge era contratado bastante seguido. Lía acompañaba a Kat a veces a algunos conciertos donde ella pudiera ver a Paul. Se seguía matando la cabeza como podía pagar el semestre en la universidad, y, aunque ofreció sus servicios como cellista, esa no era la onda de la mayoría. –Vamos, pareces peculiarmente molesta hoy ¿Por qué? –Ni siquiera notó que tenía el ceño fruncido.

-Nada, K. Solo estoy muy cansada. –Mintió sonriendo. Miró al escenario y allí estaban los cuatro muchachos, los gritos que siguieron a su entrada la aturdieron un poco.

- ¡SIII! –Gritó Kat lanzándole un beso a Paul. – ¡TE AMO PAUL MARTÍN! –Lía rió al ver a su rubia amiga completamente loca por el baterista.

- ¡Felices fiestas, Londres! –Gritaron los cuatro chicos, comenzaron su concierto con Dream on de Aerosmith. Lía adoraba Aerosmith, cantó toda la canción realmente disfrutando de la música. Los chicos cantaron varias canciones propias encendiendo la fiesta al máximo.

-PARADISE CITY! –Gritaron del público y los chicos complacieron tocando la canción de Guns n' Roses. Al entrar más la noche, cuando ellos dejaron de tocar, en aquel bar comenzaron a sonar varias canciones que lo hacían lucir más como un antro. Lía se quedaba en una esquina abrazándose a sí misma mientras esperaba a Kat.

-Los chicos quieren ir a mi casa, ¿Vienes? Di que sí. –Lía miró suplicante a su amiga, pero decidió que había tenido bastante.

-No creo que... K, ¿Te parece si yo voy a mi piso? No te pierdas el afterparty.

-Lía, no hay mucha gente en el campus, es la universidad fantasma, por favor, por favor, por favor. –a pesar de los ojitos de "cachorro" que puso la rubia, Lía no cedió.

-Estoy cansada. Además, apenas y me llevo bien con la banda, no es buena idea. Disfruta la fiesta. –Sonrió y la abrazó. –Te llamo mañana. –Dijo para terminar de irse del bar. Kat suspiró y se reunió con Paul dándole un beso. Los cuatro chicos y la rubia dejaron el lugar y se fueron en una kombi a la casa de los padres de Kat y Xander. Su madre, Brooke, lucía un embarazo de cinco meses y su padre, Anthony, era un hombre amante del rock por lo que encendió aún más la fiesta en su casa haciendo que su hijo y sus amigos tocaran.

Luego de varias presentaciones extraoficiales, Liam, Xander, Paul y Trek se quedaron en el sótano bebiendo un par de cervezas entre risas. K a veces bajaba para convivir un poco, pero luego volvía a subir para convivir con los platillos de comida que servía su mamá. –Paul rompió con la ley natural de que el baterista no tuviera una chica. –Dijo Trek. –Ahora soy yo el que no tiene nada.

-Vamos, eso no es cierto, varias te echan el ojo. –Rió Liam a carcajadas. –Pero bueno, no todos pueden ser como yo.

- ¿Cómo que "como tú"? –Preguntó Xander. –No seas payaso, yo soy más apuesto que tú.

-Sí, pero literalmente puedo tener a la mujer que yo quiera, cuando quiera. –Bebió un trago de su cerveza escuchando las negativas de sus amigos.

Kat estaba bajando con algunos pastelitos de queso, mientras comía escuchó la conversación que tenía su hermano con sus amigos. –Es mentira de que puedes tener a cualquiera, hay una que no.

- ¿Qué? No es cierto. –Dijo Liam. –Todas me aman, saben quién es su hombre.

-Bueno, si Liam es el hombre, sugiero que apostemos. –Contestó Trek. –conquista a la única mujer que no puedes conquistar.

- ¿Apostar? ¿Y a quien debo levantarme? –Dijo Liam entre risas. –Es una pérdida de tiempo, puedo con cualquiera.

-De acuerdo. –Dijo Xander. –Lía Bethlem. Cada uno de nosotros pondrá un reto, si los cumples... te pagaremos.

- ¿A Lía? Es... –Vio como lo miraban sus amigos, estaba a punto de decir que era imposible, sería admitir una derrota y eso no iba a suceder. –un verdadero reto, pero lo voy a lograr.

-Perfecto. Enamora a Lía Bethlem y ten una relación con ella por lo menos durante tres meses. –Dijo Paul haciendo que la rubia abriera su boca en una "o" de sorpresa. –Si lo logras, te damos... ¿15.000 libras?

-Me gusta como inicia esto. –Contestó Trek. –Ese es el reto de Paul, ahora el mío. Logra que Magnolia viva contigo por un mes, si haces que ella se mude contigo por treinta días, la suma de 15.000 libras subirá el doble, por lo que serán 30.000. –Bebió un trago de su cerveza. –Si se extiende un solo día más de los treinta, yo personalmente te daré 15.000 más. ¿Aceptas? –Sonrió suficiente. –No vas a lograrlo, mi dinero está a salvo.

-Acepto. –Dijo William.

-Alto, aún no sabes mi reto. –Concluyó Xander. –Si en tres meses, logras que Lía quiera algo contigo, viva contigo y, además logras sacar un Home run, los 45.000 serán unos 90.000. Duplicaré el precio. Acuéstate con Lía mientras estés de novio con ella y, la banda te dará esa cantidad. Aun así, ¿Aceptas? –Liam meditó un poco. Lía era difícil, la mujer más fiera que alguna vez hubiera tenido que enfrentar, negarse sería admitir que no podía con cualquiera, aceptar, significaba arriesgarse a quedar como un idiota al ver que ella era inmune. – ¿Te echas para atrás?

-No. –Contestó. –Acepto la apuesta.

Kat subió en silencio tras escuchar aquello. Estaba molesta con su hermano, con Paul y todos los demás. Debía advertir a Lía.

***

Se acostó en su cama luego de cambiarse, podía escuchar a las personas afuera celebrar navidad, ella extrañaba su casa. –Feliz navidad mamá, papá, Allen. –Se asomó por la ventana tras levantarse nuevamente y vio los fuegos artificiales. Volvió a pensar que quizá debía volver y admitir que se equivocó, su madre le diría "Te lo dije", su papá no sería tan rudo, la abrazaría, tocarían juntos el piano y el cello y haría que la aceptaran de nuevo en el Sapienza. Allen sería igual que siempre. No sería tan malo, solo pensó en Jacob y sus planes se echaron para atrás. –No, no puedes volver allá. –Suspiró. –No aún, solo hasta que te cures de ese idiota. Luego vuelves. Aunque no sé aún como pagar. –Suspiró y se sentó al borde de la cama. –Dios ¿Qué voy a hacer? Necesito ayuda, por favor. ¡Mándame una señal! –Su celular vibró junto con un bip. –Wow, trabajas rápido. –Revisó viendo el mensaje, era K.

Tengo cosas urgentes que contarte, mañana no podré verte porque es nochebuena, pero ¿Te parece el día después? Pijamada en mi piso. ¡Di que sí!

Contestó que sí, le deseó feliz navidad a su amiga y se volvió a acostar. ¿Qué podría ser tan urgente?

***

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