Mundo ficciónIniciar sesiónMi respuesta no parece complacerlas, pero, toleran un poco ello y por eso, se levantan, Lucifer arrastra mi silla de ruedas y juntos nos sentamos en los muebles mientras alguien me entrega una taza con lo que parece ser un té.
— Es para que tu cuerpo no se sienta tan débil. — me dice el hombre con amabilidad.— ¿Seguro que es eso?— Nadie se atreve a hacerle daño, señora. Su esposo es alguien demasiado poderoso para permitirme ofenderlo. — responde el hombre y creo que es verdad, porque la mirada asesina de Lucifer no da espacio a la duda.Con desconfianza, acerco el vaso a mi boca, pero, Angelica me lo arrebata y bebé a pesar de que su esposo la regaña.— No puedes tomar algo tan valioso que tu hermana necesita, amor. Cada gota le ayuda.— Lo sé, pero, ella desconfía y no la culpo, no recuerda a ninguno de nosotros, pero, viendo que la estoy tomando






