Ni siquiera mando a mis lobos a corroborar esa información, porque aunque los Cappel estuvieron a cargo de este engaño y yo estaba ocupado con mi esposa, jamás debieron permitir que este ataque fuera posible.
Por ello, no me concentro en solicitar apoyo de mis lobos, si no, en ordenar que estén atentos con la seguridad de la manada. Ya que, ellos no han sido buenos en su trabajo y posiblemente, han percibido el olor de mi familia en alguno de los atacantes y no se han atrevido a decirlo.
Sin otra información que me interese, me levanto y dejo la comida fuera de su alcance. Sin embargo, soy consciente que necesitará más que eso para sobrevivir a mi inicio de tortura. Pero, una promesa es una promesa.
— Te dejaré la comida aquí, tú decides cuando vas a comer.
— ¿No está envenenada?
— Aunque quiero matarte por ser tan osado intentando dañar a mi esposa, me has dado una información bastante valiosa. Así que, te dejo la comida y si aun puedes salir de aquí, adelante. — informo dejando la p