Miro hacia la mujer que es todo en mi vida y me siento calmado al ver como ella se marcha conduciendo, mientras Edward se hace cargo de mi esposa. Lo cual es una combinación perfecta, porque ante cualquier eventualidad, él se hará cargo de algo mi esposa.
El ruido continua causando problemas y yo me concentro en el tonto que lo único que hace es molestar hasta el final, para posteriormente, mostrarme a un hombre lobo que comete un grave error: no marcharse.
— Pensé que serías más inteligente, pero, te subestime. — digo con frialdad.
— Bueno, no necesitas alardear de lo inteligente que eres cuando es evidente quien carece de inteligencia eres tú por creer que desaprovecharía una oportunidad tan valiosa.
— No puedo creer lo que has hecho.
— ¿Qué he hecho? — pregunta él sin saber siquiera en lo que se está metiendo.
Me levanto bastante aburrido, porque creí que esto sería divertido, ya que, una de las razones por gustarme tanto la competencia es esa persecución constante que no pud