Ante esa sospecha, mi cuerpo se tensiona, es evidente que algo está pasando conmigo, pero, ya pensar en un embarazo, es como si sobre mí fuese arrollado un balde de agua helada que me aturde y deja sin pensamientos.

‘Esto es más de lo que podría procesar.’ Me digo mentalmente.

— No puede ser posible.

— ¿Qué no lo puede ser?

— Estar embarazada… eso no puede ser posible, ¿verdad? — pregunto curiosa.

Lucifer va detrás de mí, así que, debo girarme para saber si se detiene abruptamente o no. Sin embargo, antes de girarme sus feromonas hostiles y llenas de pánico, me dicen que las cosas no son tan simples como yo las pensaba.

‘¿Es eso posible?’ me pregunto mentalmente.

Sé que lo es porque incluso en la competencia nos hemos toqueteado tanto que podría decir que somos unos lujuriosos pervertidos que no se