Sin decir una palabra más, los policías se dieron la vuelta y se marcharon. En cuanto se fueron, la tensión en la sala se alivió un poco, pero supe que la verdadera batalla apenas comenzaba.
Me giré para mirar al resto de la sala. Mi madrastra, que me había estado observando desde la distancia, se acercó. Su expresión era indescifrable, pero al acercarse, vi un destello en sus ojos.
Me abrazó fuerte y brevemente, y luego se inclinó hacia mi oído. "Te ayudé a escapar para tener una vida mejor, Violet. ¿Por qué has vuelto?"
Me aparté un poco, mirándola a los ojos. "Admitámoslo", le susurré. "Querías esto para ti. Pero aun así, agradezco el esfuerzo".
Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, aunque con algo de frialdad. "Siempre has sido astuta".
Asentí, retrocediendo un paso y volviendo a centrar mi atención en la sala. Los murmullos habían vuelto; la gente se preguntaba qué sería lo siguiente, qué haría yo. Respiré hondo. No había vuelta atrás.
La sala se llenó de un tenso silenc