La noche cubría los alrededores de la fortaleza Vorlak, pero dentro, la actividad era frenética. Los portadores recién entrenados habían aprendido rápido, y Ciel sentía cómo su sangre híbrida se sincronizaba con cada uno de ellos, potenciando reflejos, anticipación y coordinación.
—Recuerden —dijo Ciel, con la voz firme—, no subestimen a los rivales. Cada uno tiene habilidades únicas. Su objetivo no es solo atacar, sino desgastar y confundir. Debemos contrarrestar con estrategia, velocidad y unidad.
Ian y Jordan desplegaron sus fuerzas en posición defensiva, mientras Ciel extendía su aura híbrida para proyectar patrones de energía predictiva: mapas mentales de ataques posibles, rutas de infiltración y zonas de peligro que anticipaban los movimientos del enemigo.
Al norte, los infiltrados del linaje rival avanzaban con precisión, usando ilusiones para dividir a los portadores y energías oscuras que podían drenar la vitalidad de los no híbridos. Pero algo inesperado ocurrió: un grupo de