La fortaleza Vorlak bullía de actividad. Nuevos portadores híbridos y humanos se entrenaban bajo la guía de Ciel, Ian y Jordan, mientras antiguos alumnos reforzaban sus habilidades. Cada rincón estaba impregnado de luz y energía, una mezcla de vigilancia, aprendizaje y poder controlado.
—Ciel, necesitamos hablar —dijo Ian, observando una serie de proyecciones de energía que aparecían en el salón de entrenamiento. Sus ojos brillaban con la misma intensidad que en batalla.
—¿Qué pasa? —preguntó Ciel, frunciendo el ceño.
—He detectado una perturbación en los límites del linaje —explicó Ian—. No es tan fuerte como Arkan, pero su patrón de energía es extraño. Parece… antiguo. Como si un linaje rival estuviera despertando.
Jordan se apoyó contra una columna, cruzando los brazos:
—Perfecto. Justo cuando creíamos que podíamos respirar tranquilos, aparecen sombras nuevas.
Ciel cerró los ojos, concentrando su sangre híbrida. Su percepción se expandió, captando matices en la energía que ningún h