―¿Qué haces despierto a esta hora de la mañana, cariño? ―la voz chillona de Georgina, me aparta con brusquedad de mis pensamientos―. Regresa a la cama, te necesito.
La ignoro. Tomo la botella y vuelvo a llenar el vaso.
―Regresa a la habitación, me reuniré contigo más tarde.
El teléfono vuelve a sonar, anunciando una nueva notificación.
―¿Quién llama a esta hora de la madrugada?
Insiste, lo que me lleva al límite de la paciencia. Me doy la vuelta y la miro a la cara.
―¿Qué parte no entendiste de “regresa a la habitación”?
Me fulmina con la mirada, antes de darse la vuelta y volverse por donde mismo vino. Dejo el vaso en la mesa y abro la nueva imagen. Lo que exacerba mi mal humor a un nivel mucho más alto.
Horacio Di Stéfano: Me quedaban algunas fotos más en los archivos. Dios te bendiga, hijo, me iré a dormir en compañía de mi futura esposa.
8/3/2023 a la(s) 12:03 a.m.
Mi dedo tiembla al presionar sobre la pantalla para descargar el resto de las imágenes. Respiro profundo. En