Por Evangelina
Mientras tanto lo sentía y suspiro a suspiro nos entregamos sintiéndonos como siempre, con amor, con lujuria, con pasión.
Me besó la vagina milímetro a milímetro, haciéndome delirar y gemir su nombre, mientras llegaba al cielo con el poderoso orgasmo que me provocó.
-Sos mi universo.
Me dice.
Sé que realmente es así, pero él también lo es para mí, tiene que entenderlo.
Busqué rápidamente su miembro y se lo besé hambrienta, es que aparte de tener ganas de hacerlo, hacía semanas que no teníamos relaciones, porque él estaba de viaje.
Yo también lo hice delirar a él.
Jugué con sus testículos, como le gustaba, lamí los costados de su miembro y luego me lo llevé a la boca, aspirando hondo y manteniendo la respiración, me lo enterré hasta la garganta.
Sentí náuseas, eso me pasaba cuando estaba embarazada y me lo enterraba así.
Las aguanté y disimulé, no lo volví a hacer, porque si llegaba a vomitar, Edgardo no hubiese entendido que era por mi embarazo.
Seguí haciendo lo mío,