Por Edgardo
Ella entró al baño y yo fui detrás, tenía miedo que Candela nos hubiera seguido para escuchar lo que pudiéramos hablar.
-Vení.
Me llamó, pero yo ya estaba a su lado.
Me acerqué más.
No sabía bien qué decirle.
Suspiró, tragando saliva.
-No te equivoques más.
Me dijo de repente y vi mucho dolor en sus ojos.
-No sé qué querés.
Le digo pensando que de una vez por todas la tengo que dejar libre, no puedo forzar una situación, eso hice por años y en cuanto apareció él nuevamente en su vida, yo mismo vi el resultado.
-Quiero que creas en mí.
-Te vi.
-Yo te aseguré que no pasó nada entre él y yo.
-Te vi.
Digo y sé parece un capricho, pero no lo es, lo juro.
-Me forzó con un beso en la calle.
Me dice con bronca.
-No voy a forzar más la situación, tal vez creas que me volví loco, pero no te voy a detener.
-A esta altura creo que es un capricho o una excusa para que vuelvas a ser libre.
-¿De qué hablás?
Le pregunto, porque me está acusando a mí, cuando esta vez falló ella.
-No merezc