Por Sergio
Es otro jueves y nuevamente llegué bastante temprano, me estaba acercando al banco en donde esperé la otra vez, cuando veo a las dos niñas del otro día, que están sentadas en un banco un poco más apartado, pero que tenía varios bancos libres a su alrededor, sin saber porqué me acomodé cerca de ellas.
Es para entretenerme un rato, mientras espero, es que es temprano, pensé.
Miré de reojo a la niña rubia y nuevamente proyecto que mi hija va a ser parecida a ella cuando tenga su edad, es que tienen cierto aire.
-Es que Walter te miró, de eso estoy segura.
Le dice a Nahiara.
Ok, ya sé hasta el nombre de su amiga.
-No lo creo, estaba mirando a Natalia, le estaba mirando las tetas.
-Siempre se viste como una puta, no entiendo como la dejaron quedarse en el colegio, repitió un año y es más grande que nosotras.
-Yo…quisiera tener más tetas…
-Es verdad, los hombres solo miran tetas y culos, por eso no entiendo, porque Edgardo le fue infiel a mi mamá, ella es perfecta.
-Sí…hace rato