Cada vez que Daniel dormía junto a ella, su presencia la incomodaba un poco; al mismo tiempo, había un sentimiento indescriptible que se extendía dentro de ella.
«No puedo dejar que duerma a mi lado».
—Planeaba dormir en el cuarto de huésped. —La miró antes de explicar—: acabo de conseguir de las acciones, así que sería sospechoso que durmiera en otra habitación, o bien, tu padre sospecharía de lo nuestro.
Belén vaciló un breve instante luego de escucharlo. Lo que decía era verdad. Como Santiago era un hombre susceptible, seguro sentiría que algo andaba mal si dormía en el cuarto de huésped y era probable que se retractara.
«Bueno, eso tiene sentido, pero igual me siento incómoda cuando duermo con él».
— Además, esta no es la primera vez que dormimos juntos. Tarde o temprano, te sentirás más cómoda. Vamos a lavarnos los dientes y a dormir pronto. Tengo sueño.
Cuando terminó de hablar, Daniel se dirigió al baño, mientras que Belén se mordió el labio y murmuró:
— Podemos dormir j