Mientras Rafael y Belén se acercaban a la puerta, se escuchó que llamaron y él se apresuró a abrir y sonrió con alegría.

—¡Señor Burgos! Estaba a punto de ir a verlo.

Justo cuando Piero estaba a punto de hablar, Rita, quien estaba detrás de él, vio a Belén con un vestido rojo detrás de Rafael. En un principio la tomó por sorpresa y la miró con Destello.

«Justo lo que pensé, se acostó con otro hombre adinerado luego de que Daniela dejara. No me sorprende que fuera estudiante de la Universidad del Distrito Imperial, ahora cuando solo era una camarera. Su gusto es diferente esta vez, ya que escogió a un anciano delgado. Al menos no se va a morir de hambre».

No pudo evitar decir:

—¡Señorita Suárez! En verdad, me abrió los ojos a un mundo nuevo.

—¿Se conocen? ¿Eres Rita, ¿verdad? Obtuviste el puntaje más alto en el examen de ingreso.

Rafael no entendía lo que Rita decía, pero Belén sí.

Su mirada estaba colmada de desdén, por lo que era una obviedad que no lo decía de una fo