— Dijo que su nombre era Agustín Romero, y ¿qué era un jugador de ajedrez profesional? — respondió después de pensarlo por un momento.
Daniel sacudió la cabeza al principio, y luego asintió sin responder.
— Además de ser un jugador de ajedrez profesional, también es un alto funcionario del distrito imperial.
Belén estaba un poco sorprendida con la revelación.
— Si es así, entonces de verdad no tiene el deber de reunirse conmigo. — Pero ahora se ha convertido en el aprendiz de tu aprendiz — dijo Daniel, sonriendo—. Si alguna vez inicias una demanda en el futuro, no tienes que preocuparte de que nadie te apoye.
Tras escucharlo, Belén levantó las cejas.
— Parece que ahora tengo un gran discípulo influyente y poderoso. Aun así, en vez de depender de ese apoyo, voy a encontrar las pruebas y haré que la persona sea a cargo de la muerte de mi madre.
Daniel asintió. En ese momento, los ojos del hombre reflejaban mucha admiración por Belén. Luego, se acordó de cuando ella había sorprend