—De acuerdo. — Belén asintió y respondió con obediencia.

Después de escuchar eso, Santiago por fin se relajó y se fue a trabajar. Como estaba de buen humor, incluso comenzó a tararear una canción al salir.

—Es el mejor momento de mi vida…

No parecía como si su otra hija acabara de fallecer. Mirándolo desde atrás, Belén se rascó la las orejas.

«Qué molesto».

Sacó su teléfono mientras se almorzaba, ya que no había sonado en todo el día.

Frustrada, se preguntó en qué estaría ocupado Daniel.

«¿Por qué rechazaría mi llamada?».

Cuando terminó de comer, estuvo a punto de llamarlo, pero se quedó paralizada a mitad del camino. Antes de apretar el botón para la llamada, detuvo la mano.

«Olvídalo».

Sí, está ocupado, volver a rechazarme. Debería esperar a que me llame cuando se desocupe. Es posible que esté ocupado todo el día, ¿no?

Belén se sintió mucho mejor después de pensar en eso. Subió las escaleras, se vistió informal y se hizo una coleta alta en el cabello antes de s