La semana sin Tom pasó lentamente.
Como le dijo su amiga, no teniéndolo cerca se daría cuenta de sus verdaderos sentimientos.
El lado que ocupaba Tom en la cama, estaba vacío y frío, quedaba su perfume en la almohada, pero con el paso de los días su olor se esfumó, le costaba conciliar el sueño, se vio durmiendo abrazada a una de sus poleras, la escondía todas las mañanas bajo la almohada avergonzada por su extraño comportamiento.
La cocina que en la mañana olía a café recién hecho y desayunos elaborados, estaba oscura, sin nada preparado para las dos.
- Extraño a papá.- Lili le dijo al tercer día.
- Te llama todos los días, ¿ no es suficiente?-
- No lo es, él juega conmigo a la pelota, dice que podría jugar