Capítulo 125.
Capítulo 125.
Los últimos días han sido un infierno. No importa cuánto intenté justificarlo, no importa que yo no firmara su sentencia. Paul está muerto. Y aunque no haya pronunciado las palabras finales, yo tenía el poder de detenerlo. Y no lo hice.
No he conseguido dormir bien y apenas si he comido; ya no vamos a decir nada de hablar porque no tengo ganas de hablar con nadie. Me he pasado las horas mirando por la ventana como si esperara que algo fuera a cambiar y que así la culpa que sentía dentro de mí me aliviaría.
Por más que trataba de convencerme de que Paul eligió su camino… de que había cometido errores graves… una parte de mí seguía gritando que podía haberlo salvado. Que si yo hubiera abierto la boca… él aún estaría vivo.
No sabía si era odio lo que sentía por mí. Tristeza. Desilusión. O un vacío tan grande que simplemente no me dejaba pensar.
Fue Erika quien me buscó primero. Me sentó en la cama como cuando era una niña y me agarró de las manos. No dijo mucho al prin