Luis Fernando llegó al hospital antes del amanecer, la luz tenue del día apenas comenzaba a filtrarse entre las nubes. Después de una larga conversación con el Lic. Burgos, en donde pudo encontrar la posibilidad de comenzar de nuevo, se sentía un poco más optimista. Sin embargo, la idea de ver a su madre después de descubrir que ella era la culpable de arruinar su matrimonio con Grecia, lo tenía inquieto. No sabía cómo se iba a enfrentar a ella, tenía sentimientos encontrados.
Su corazón latía con fuerza, no solo por la preocupación por su madre, sino también por la tormenta de emociones que lo había acompañado desde que había tomado la decisión de actuar. Al estacionar su vehículo en el aparcamiento, notó algo extraño en el ambiente. Al bajar del auto, un escalofrío le recorrió la espalda. La calle estaba inusualmente silenciosa, un silencio que parecía presagiar lo que estaba por venir. Se acercó a la entrada del hospital y, al girar la esquina, se encontró con un despliegue polic