Punto de Vista de Elara
Seguí a Lyra obedientemente, aunque cada fibra de mi ser me gritaba que me detuviera. Que me diera la vuelta. Que corriera. Pero correr no cambiaría nada. Nunca lo hacía.
Lyra caminó delante de mí, con una postura grácil y sin prisas, como si simplemente estuviera dando un paseo nocturno en lugar de llevarme a lo que parecía mi ejecución.
El suave clic de sus tacones contra los suelos de mármol era el único sonido audible en el silencio sofocante. Ni siquiera se molestó en mirar hacia atrás para asegurarse de que la estaba siguiendo.
Ella sabía que lo haría.
Porque eso era lo que pasaba con Lyra: nunca alzaba la voz, nunca armaba un escándalo y, sin embargo, era aterradora.
Ella era el tipo de persona que podía sonreírte mientras te presionaba un cuchillo contra las costillas. Y en este momento, podía sentir esa hoja invisible flotando justo sobre mi piel.
A medida que pasábamos los pasillos principales, mi inquietud se intensificó. Esta no era la dirección a s