Mundo de ficçãoIniciar sessãoCapítulo 15
La lluvia llevaba toda la madrugada cayendo a intervalos, como si alguien abriera y cerrara un grifo en el cielo. No era tormenta, pero tampoco esa llovizna ligera que se agradece: eran ráfagas cortas y pesadas que golpeaban las ventanas y luego desaparecían. A las seis de la mañana, yo ya estaba despierta, mirando cómo las gotas resbalaban por el vidrio de mi cuarto. El despertador todavía no había sonado.Mi mamá golpeó la puerta con suavidad.—Vale, ya está el desayuno.Su voz sonaba diferente, menos dura que otras veces. Me vestí despacio: jeans oscuros, una blusa suelta de algodón, la chaqueta ligera que siempre llevo a la oficina. Me recogí el pelo en una coleta alta, más para no complicarme que por vanidad.Al bajar, ella tenía la mesa puesta: una arepa dorada, café con leche y un pedazo de queso fresco. Me sonrió sin mucho protocolo.—Come algo antes de ir. El estómago vacío solo empeora los nervios.No discutí. Me senté y mo






