Capítulo 152.
Donovan.
—¿Ya comiste?— niego sobre su boca, mostrando como me tiene. —Hablo de comida.
—Tampoco he comido eso—, escucho la puerta cerrarse y sé que estamos solos ya que Lori se llevó a Kilian, por lo que en un instante la pongo sobre la mesa, en donde deslizo las manos desde sus caderas a sus senos.
Respira en mi barbilla, sujeta mi camisa y cierra los ojos, abriendo los labios cuando presiono el par de montículos que la erizan. Está más sensible y a mí no puede gustarme más. Me gusta que olvide su propio nombre al gemir el mío como lo hace cuando abro la pretina de sus vaqueros, para despuntarlos sin perder tiempo.
Mis dedos la encuentran húmeda, caliente y con esa suavidad que me tensa cada músculo. Sus manos bajan a mi cinturón, siguiendo el camino hasta mi bóxer. La erección es una maldita tortura. Me arde la cabeza del pene. Me aprieta la piel. Pero no soy el tipo que se anda con delicadezas.
La levanto con un solo brazo alrededor de la cintura, le subo la blusa y la arranco