Capítulo 29. Llego con ella
Me subí al auto y di un golpe al volante con todas mis fuerzas. ¡Por Dios! me estaba odiando tanto, ¿cómo pude? Grité de rabia y ahí en el auto de mi novio, el que me dejó para que no tuviera contratiempos si salía tarde y no me pasara nada, y yo, yo traicionándolo de la peor forma.
No quería seguir torturándome, quería huir de mi propia conciencia, así que esta vez decidí irme a mi casa; quería solo llegar y platicar con mi mamá de cosas simples, como las travesuras de mis sobrinos o algo que pudiera hacerme olvidar.
Al llegar a casa, encontré a mamá sentada en la sala, tan linda como siempre. Se levantó a darme una rica cena; me dejé consentir, a pesar de haber hecho lo que hice; solo quería sentirme querida, aunque el buen momento no duró mucho, ya que ella insistía en que debería definir mi situación con Hugo, que eso de que él está sabe Dios dónde y yo aquí sin saber nada, no acabaría nada bien, y cuánta razón tenía, si ella supiera.
Para evitar más discusión, preferí retirarme a