Tentación

Cuando la puerta de su habitación fue tocada, la chica no tardó en levantarse y abrir.

—Tardaste—dijo la jovencita al ver a su hermano.

—Hazel, no sé qué es lo que quieres, pero…

—Pasa.

La muchacha lo hizo entrar y cerró la puerta con seguro. Alexander percibió todo aquello como una mala señal, pero no hizo nada al respecto. Cuando el hombre pretendía girarse para encararla se encontró con una sorpresa abrumadora, Hazel había hecho caer su vestido quedándose únicamente en ropa interior.

—¿Qué haces?

Alexander se volteó para no tener que verla.

—Dime una cosa, Alex, ¿no te gusta lo que ves?—se posicionó la chica frente a él.

—¡¿Pero qué locuras estás diciendo?!—se ofendió su hermano.

—¡¿Dime?!

Aquello no se trataba de gustar o no, sino que era un asunto prohibido. Algo que Hazel no estaba comprendiendo.

—¡Vístete!—demandó Alexander dirigiéndose hacia la salida.

Hazel no pretendía que aquello terminara de esa forma, así que la chica se acercó a él y lo abrazó por la espalda.
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