Mora estaba bajando por el ascensor, con una Camila muy feliz, porque finalmente su maestra preferida era la novia de su papá, ella quería que se casen y tenerla como mamá, estaba segura que su verdadera madre estaba de acuerdo.
Camila adoraba a Mora, porque ella siempre la cuidaba y la mimaba.
El ascensor paró a un piso de distancia y para sorpresa de Mora, al abrirse las puertas, se encontró con Amadeo, que subió rápidamente, mirándola con ojos acusadores.
-¿Quién es?
Le preguntó él, señalando a la criatura.
-Soy Camila y ya me conocés.
Le contestó la pequeña, que sabía muy bien quién era ese hombre, no le gustó nunca su actitud, pero no le tenía miedo.
Con su inocente soberbia, pensaba que iba a arreglar cualquier situación y que nada le impediría ser feliz con Mora y su papá.
-¿Salís con el hijo de puta?
-Por favor, tené en cuenta que está Camila.
-Me importa una mierda, vos sos mía y siempre lo vas a hacer.
Le dijo, obsesionado con esa idea.
-Las personas son libres y vos la vas