La luna brillaba intensamente en el cielo, iluminando el camino por el que Hakon y los hombres del rey Enzo Marchetti se desplazaban. El tensión en el aire era palpable; todos sabían que ese dirigían a un lugar peligroso, un complejo utilizados por cazadores para atrapar a los suyos. Gunnar y Sven, los hermanos de lirio, habían sido traídos a este lugar después de la emboscada junto a algunos miembros de la manada. Ahora, el deber de rescatarlos recaía sobre Hakon y en os leales soldados del rey.
—Recordar que este no es un enfrentamiento cualquiera —dijo Hakon, su voz resonaba en el silencio nocturno—. Los cazadores están bien armados y conocen el terreno. Debemos ser astutos y rápidos.
Miró a cada uno de los hombres, buscando determinación en sus rostros. Eran valientes, listos para arriesgarlo todo por sus compañeros y por órdenes de su rey. Hakon había tomado la posición de líder del grupo de rescate por tener conocimiento del lugar y aquellos lobos y leones lo siguen con valen