Damon
El bosque está en silencio, pero ese silencio es engañoso. Las sombras entre los troncos de los árboles parecen vibrar bajo el peso de la tensión que se acumula. La brisa de la mañana lleva el olor de la tierra húmeda, de sangre seca y de la magia residual que aún flota en el aire tras la batalla de la víspera.
Alina está allí, sentada a mi lado, con la espalda apoyada contra un tronco de árbol. La luz filtrada por el follaje hace brillar su cabello negro, y su mirada oscura está perdida en el vacío. Es hermosa... y peligrosa.
Paso una mano por mi cabello, tratando de calmar la agitación que late en mis venas. No es solo la batalla lo que me ha dejado en este estado —es ella. El miedo de perderla, el deseo crudo que aún me consume después de esa noche...
Ella gira la cabeza hacia mí, su mirada intensa atrapando la mía.
— Estás demasiado callado, dice ella.
Sonrío débilmente.
— Estoy reflexionando.
— ¿Sobre qué?
Me levanto, pasando una mano por mi cuello tenso.
— Sobre Adrian. So