Damon
El viento se levanta, barrriendo las hojas muertas que cubren el suelo, mientras las sombras bailan a nuestro alrededor, proyectadas por la luz titilante del día. La conexión que acabamos de establecer aún palpita en el aire, vibrando con una promesa de fuerza inigualable y poder compartido. Alina, a mi lado, fija el horizonte con una intensidad feroz, sus ojos brillando con un destello salvaje. No hay vuelta atrás. Hemos sellado nuestro destino juntos.
Siento esta magia en nosotros, esta fusión inédita que nos hace más poderosos, pero una inquietud sorda se instala en mí ante los peligros invisibles que podrían surgir en cualquier momento. La misma luz parece dudar en penetrar los rincones del bosque, como si temiera lo que estamos a punto de despertar.
— Debemos organizarnos, digo finalmente, rompiendo el denso silencio que se había instalado entre nosotros.
Alina asiente sin dudar, su expresión endureciéndose, sus hombros levantándose como si ya llevara el peso de nuestra fut