Alina
La mañana se levanta con un tono gris pálido, la luz filtrándose a través de las cortinas de la mansión. Damon aún duerme, su brazo pesado envuelto alrededor de mi cintura. Su respiración regular acaricia mi nuca, su torso presionado contra mi espalda, ofreciéndome un calor reconfortante a pesar de la tormenta que ruge en mi interior.
Me escapo lentamente de su abrazo, deslizándome fuera de la cama sin despertarlo. Mi cuerpo aún protesta por el placer intenso de la noche anterior, pero mi mente está alerta. El peso del secreto que Raven me ha revelado pesa pesadamente sobre mi pecho.
Me envuelvo en una camisa de Damon, su olor envolviendo mis sentidos. Mis pies descalzos rozan el suelo helado mientras me acerco a la ventana. Afuera, la mansión está en silencio, pero una tensión flota en el aire, casi eléctrica.
Siento su presencia incluso antes de verlo.
— ¿Vas a irte sin mí?
La voz de Damon es áspera, aún pesada por el sueño. Me doy la vuelta. Él está de pie, apoyado en el marc