Damon
La noche es pesada, saturada de un silencio inquietante. Estoy sentado al borde de la cama, con la espalda encorvada, mis codos apoyados en mis rodillas. Alina duerme a mi lado, su respiración ligera apenas rompiendo el silencio opresivo de la habitación. La luz de la luna atraviesa las pesadas cortinas, proyectando un tenue resplandor sobre su rostro.
Es tan hermosa, incluso en su sueño. Frágil y, sin embargo, infinitamente poderosa. Aún no sabe lo que realmente es capaz de hacer. Pero yo lo sé. Y eso es lo que me aterra.
Paso una mano por mi cabello, mis dedos temblando bajo la tensión. Lo que hemos descubierto en la cripta... lo que ella ha visto...
— Está ligada a la Reina, murmuro en el vacío.
El peso de esta verdad me aplasta. La Reina la quiere porque es su heredera de sangre. Una clave. Un arma.
Un escalofrío recorre mi espalda. Si la Reina logra controlarla...
— No, susurra una voz en mi cabeza.
No la dejaré caer en las garras de esa bruja. No importa el